Sería
una contradicción caracterizar de hermoso un libro que incluye en su título la
palabra macabro, cuyo significado
es: “Que participa de la fealdad de la muerte y de la repulsión que esta suele
causar”. Pero es que esta edición de la editorial Edelvives lo es. Y es hermoso
no solo por la cuidada presentación, sino porque las historias que Poe imaginó,
vienen recreadas por las ilustraciones de Benjamín Lacombe. Y además porque rescata
la excelente traducción que Julio Cortázar realizó, fascinado desde su infancia
por la fuerza de sus ensoñaciones. Y por si fuera poco, incluye la biografía
que Baudelaire, (otro fascinado) compuso bajo el impacto que le produjo la
lectura de estos relatos.
Los relatos son inquietantes, tétricos, perturbadores, hipnotizadores. Están cocinados a base de los más escalofriantes ingredientes: los ensimismamientos de Egaeus ante la enfermedad desconocida de su prima Berenice con quien pretende casarse, la aparición de un gato que empeora la situación de una familia, el asesino que se delata a sí mismo, la visita de un caballero a un amigo de la infancia presa de una enfermedad indefinible, la segunda vida de Morella, el sacrificio de una dama para que su retrato cobre vida…y un amplio surtido de desdichas y horrores sin fin.
Los relatos son inquietantes, tétricos, perturbadores, hipnotizadores. Están cocinados a base de los más escalofriantes ingredientes: los ensimismamientos de Egaeus ante la enfermedad desconocida de su prima Berenice con quien pretende casarse, la aparición de un gato que empeora la situación de una familia, el asesino que se delata a sí mismo, la visita de un caballero a un amigo de la infancia presa de una enfermedad indefinible, la segunda vida de Morella, el sacrificio de una dama para que su retrato cobre vida…y un amplio surtido de desdichas y horrores sin fin.
Ahí va
un anticipo, el inicio de uno de los cuentos que se ha convertido en un
clásico, “El corazón delator”, para que podáis percibir el envolvente estilo de
Poe:
"¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen… y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia."
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