En
las bibliotecas hay una raya que no se puede traspasar. Esta raya separa los
libros de ficción de los libros serios. Así en una parte de la raya están los
poemas, las historias y las historietas, los cuentos y novelas, las farsas y
comedias... En el otro lado de la raya están los libros de textos, los estudios
concienzudos sobre el hombre, los animales, el planeta que habitamos... Si
estás en un lado, nunca pisarás el otro.
Pero esta biblioteca no es así. Detrás
de la mesa donde se sienta a trabajar el bibliotecario (que no es uno, sino
muchos) hay un armario imposible. ¿Por qué imposible? Por muchos motivos:
-El primero y principal: Tiene el
número 22. Al estar en una esquina sin continuación, debería ser el primero o
el último, pues no. Ni siquiera le sigue el 23 sino el 18. Él sabrá.
-No se puede abrir. Primero la puerta
choca con la papelera. Pues se aparta y punto. Pues no. Después choca con la
mesa y tienes que adoptar una postura forzada para coger algún libro de los que
están más a mano. Ya.
-Pero el motivo principal es que los
cuatro libros que he podido coger del estante de matemáticas, no son libros de
números sino de letras. Y yo me pregunto: ¿Cómo habrán pasado la raya?




Por último, un libro dedicado a todos
aquellos que temen a las Matemáticas: El
diablo de los números, de Hans Magnus Enzensberger. Publicado
deliciosamente por la editorial Siruela,
nos adentra en el mundo de Robert, un niño que no acaba de entender las
matemáticas hasta que una noche sueña con un diablillo que pretende iniciarle
en la ciencia de los números.